viernes, 6 de mayo de 2022

RIBERAS DEL VOLTOYA

Una vez mas volvemos a la provincia segoviana, en concreto a la localidad de COCA, para emprender un pequeño viaje por las riberas del curso bajo del río Voltoya. Es día 25 de abril de 2022 y éste el relato de dicha aventura.

El "Puente Chico" de época medieval y con dos ojos con arcos apuntados nos da la entrada
a la localidad y a su CASTILLO que representa la obra cumbre de la arquitectura militar mudéjar.
Al norte de la villa emerge y sobresale la poderosa atalaya defensiva Torre de San Nicolás,
alcanzando la Plaza Mayor donde se levanta la Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor
y la cercana Puerta de la Villa o Puerta de Segovia que permite los accesos a la población.
Una vez estudiado todos los datos del itinerario las RIBERAS DEL VOLTOYA, salimos por el
Camino de Moraleja que atraviesa la fábrica de ladrillo del puente sobre el Arroyo Balisa,
introduciéndonos por una enorme y esbelta masa pinariega que descubre las heridas y el 
sangrado de resina como fuente y base de sustento de la población de esta zona segoviana.
Nos topamos con las agradables vistas del cauce por donde discurren las aguas del Voltoya, 
siguiendo una estrecha y luminosa senda bajo la frondosidad del Pinar de Ramirón en el que
aparecen los ocultos y contrastados matices florales entre un vehemente follaje primaveral.
En el Molino de Prados del Amor cambiamos el perfume de la resina por el de la harina que 
baja en busca de la serena melodía y la estupenda frescura que rezuman estas lozanas riberas.
Circulamos entre el majestuoso aura primaveral que desprende este regio y enorme pinar
que se combina a la perfección con el suave rumor de la brisa que acuna y balancea una 
prolongada y alargada hilera de chopos que van escoltando los aledaños y cercanías del río.
Tras cruzar la SG-343, bajamos hasta el espléndido paraje del viejo Puente del Marroquín,
un lugar de gran encanto con abundante arboleda donde se puede disfrutar de la placidez y
el sosiego que permiten saborear el nuevo atuendo e indumentaria de temporada del Voltoya.
El canto del cuco pregona el renacer de la época mas radiante y fecunda de la naturaleza,
anunciando además que el buen tiempo vendrá para dinamizar y estimular una explosión de
colores y perfumes que desatarán una auténtica zambullida y buceo sensorial en toda regla.
El camino alterna pequeñas sendas con el rastro y huellas de la Cañada Real Leonesa Oriental,
conduciéndonos entre las duras y agotadoras labores de poda en los pequeños "majuelos"
cercanos al restaurado Molino del Quemado entre Moraleja de Coca y Nava de la Asunción.
En su maravilloso entorno disfrutamos de unas vistas inmejorables entre el trinar y el gorjeo
de los pájaros, atenuadas por la esponjosa y agradable sinfonía del agua abriéndose camino.
Entre sol y sombra, el precioso trayecto se empeña en mostrar y revelar su lado mas hermoso,
reforzado por el buen gusto y la búsqueda de los rincones mas atractivos y sugerentes para
completar unas vistas que aparentan y simulan el disfraz de un ardiente bosque en llamas.
Nuestra andadura atraviesa una violenta armonía y musicalidad que resplandece y retumba
entre rápidos y apresurados desniveles por los que se descuelga su apabullante y alterada corriente.
El Pinar de las Ordas ocupa una masa forestal compuesta principalmente por pino negral o
resinero, aunque su presencia se va reduciendo y aminorando en favor del pino piñonero
a medida que nos vamos acercando y aproximando hasta rondar las orillas de este luminoso Voltoya.
Acompañamos nuestro pedaleo invocando el romanticismo que segrega este bonito lugar con
la escusa perfecta para ir realizando paradas entre los tesoros que nos regala este maravilloso bosque.
El precioso itinerario nos obliga a simpatizar con luminosas y radiantes alamedas, las cuales 
conforman un original y genuino paraíso para todos los amantes y enamorados de la naturaleza,
experimentando todo tipo de placeres y entretenimiento entre las bellas estampas que genera.
La amistad adquirida con el río Voltoya durante estos kilómetros nos permite congeniar con
el escandaloso sonido de la presa del Embalse del Pinarejo, un elegante enclave en el que 
tenemos la ocasión de disfrutar de las inmejorable vistas y destellos que la superficie del agua nos obsequia.
Progresamos y subimos el puente de la carretera que une Segovia con Arévalo para tener 
una posición excepcional y privilegiada del fantástico entorno que desencadena este magnífico lugar.
Los puntos que hacen "especial" el paraje que visitamos son las espectaculares simetrías 
y reflejos que engendran un sitio único y exclusivo entre seductoras y fascinantes imágenes. 
A toda esta maravilla, sumamos los sensacionales horizontes creados por los brillantes y
relucientes campos de colza, dando un refinado toque de distinción a un paisaje casi mágico.
El termino de Aldeanueva del Codonal acoge la Ermita de la Virgen del Pinarejo, un santuario
de ladrillo y crucero de granito que tiene el honor de ser la ermita mas grande de la provincia segoviana.
Con el hermoso telón de fondo de la Sierra de Guadarrama, iniciamos el regreso a Coca por
la margen izquierda del río, mientras aspiramos el aire puro del viento y la frescura de sus aguas. 
Vamos consumiendo kilómetros entre los diferentes paisajes de esta campiña segoviana que
pone a conversar las estiradas alamedas con los aromas y esencias cerealistas del campo.
El tremendo color de la naturaleza parece atenuarse entre los tiernos suspiros de la arboleda 
mientras seguimos escuchando el siseo vano del agua entre tupidos arbustos y matorrales.
El sonido del agua hace que nos acerquemos hasta las compuertas que regulan la Presa del
Quemado marcado por una impetuosa catarata en una zona de exuberante vegetación.
Disfrutamos momentos de calma inesperados sintiendo los fabulosos brillos del campo hasta
tocar los escombros y ruinas de los edificios colindantes del solitario Molino del Rey, saliendo
hacia los nuevos horizontes y llanuras que acompasan la insólita estepa cerealista segoviana.
Ante nuestros ojos se manifiesta la silueta mas maravillosa de unos campos llenos de luz que
contrastan con las cumbres mas autoritarias y dominantes de la cercana sierra segoviana.
Seguimos nuestro pedaleo silencioso acaparando y sumando nuevos rincones y territorios
por donde circulan "monstruos metálicos" dedicados al riego y remojo de trigos y cebadas.
Aparecemos envueltos entre la cálida y acogedora sensación de paz que nos ofrece el pinar,
atravesando mas tarde los claros arenosos que dificultan y complican nuestro avance hasta
llegar a los restos y vestigios de una bonita aceña colonizada por una agobiante espesura.
Después de la dura pelea con la arena nos tomamos un justo y merecido descanso, reanudando
este excelente itinerario escuchando los ecos y resonancias que nos llegan desde la profundidad del río.
Tras cruzar la línea de Alta Velocidad, aparece el puente de la Vía Verde del Eresma, que 
también deberemos traspasar para alcanzar el monumento dedicado a los resineros de Coca.
Bajamos a contemplar la serena y sosegada estampa con la que circula el río Voltoya en las
espléndidas y robustas inmediaciones del Puente Chico, siguiendo la navegación entre el
aliento cálido que expulsan sus orillas y disfrutando de sus ocultos rincones y recovecos que
nos conducirán hasta su encuentro final y feliz desenlace en las lustrosas aguas del Eresma.
Las cinco campanadas de la Iglesia Santa María la Mayor nos recuerdan que aun hay tiempo
para bajar a refrescarnos en los lavaderos y la Fuente de los Cinco Caños, asomándonos al
Puente del Eresma para saborear su lento caminar y disfrutar de su arrebatadora belleza.
Hemos llegado al final de esta magnífica aventura en la que guardaremos las recompensas
que la Comunidad de Villa y Tierra de Coca nos reveló y que instalaremos en nuestra memoria.
Saludos de EL BICIERRANTE, hasta una nueva andanza.

ÁLBUM DE FOTOS: RIBERAS DEL VOLTOYA

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