sábado, 29 de enero de 2022

TIERRAS DE SEPÚLVEDA

El día 30 de diciembre de 2021 nos subimos a nuestra bici de montaña para llevaros de la mano a conocer unos cuantos pueblos segovianos situados en la comarca de Tierra de Sepúlveda. Comenzamos esta interesante aventura.

Iniciamos el pedaleo junto a la Iglesia de LA MATILLA dedicada a Nuestra Señora de la Asunción,
pasando por la Fuente de la Plaza Mayor y callejeando entre su vetusta arquitectura popular
que sale a las afueras en busca de la blanca y sencilla ermita de Nuestra Señora del Carmen.
Estudiamos y analizamos todos los datos de la ruta e itinerario en TIERRAS DE SEPÚLVEDA
abandonando La Matilla junto al delicioso Camino de El Arenal para transitar por los pagos de
El Hoyo y Los Asperones que nos llevarán hasta un nuevo y cercano núcleo de población.
Nos aproximamos hasta VALLERUELA DE PEDRAZA donde la Iglesia románica de San Cristobal
luce en su portada unas finas rosetas de cuatro pétalos inscritos dentro de varios círculos,
deslizándonos por las maravillosas llanuras del páramo segoviano que arropan y enfundan
la alargada hilera de cruceros pertenecientes a los pasos del calvario, en un vía crucis cuya
decimocuarta estación finaliza en la discreta ermita de Nuestra Señora Virgen del Amparo.
Corrales, apriscos y pajares guardan las evidencias de un pasado no muy lejano a su paso 
por El Berzal desde donde un par de mininos, con rigurosa tranquilidad, nos dicen "adios".
En la Cruz del Barbero conectamos con el Camino de El Arenal, una pista que desciende
entre tierras de labor moteadas y salpicadas por frondosas, espesas y solitarias encinas
que contrastan con los tiernos y adolescentes sembrados situados en las Pradas Largas
en el que pequeñas charcas y lagunas reflejan las montañas de la Sierra de Guadarrama.
Tejas y piedras, los elementos mas abundantes a nuestra llegada a la localidad de OREJANILLA
en la que algunas viviendas poseen dinteles con epígrafes e indicaciones del año 1920,
conservando en su Ermita de San Gregorio dos capiteles románicos de la antigüa Iglesia de San Nicolás. 
La preciosa vega del Arroyo Pontón circunda las oscuras y sombrías Peñas del Milano
y nos arrojan a la estrecha carretera que cruza entre los vallados de Los Pozos y Las Praderuelas,
logrando alcanzar las atractivas construcciones de piedra en la población de EL ARENAL.
Nuestro paseo por el pueblo nos acerca a puros y genuinos apriscos y rediles ganaderos
con un alto registro de decibelios en los balidos y berridos de sus humildes moradoras que 
mas tarde bajarán hasta la fuente con pilón-abrevadero para tratar de paliar y mitigar su sed.
La pequeña y coqueta Ermita de San Ramón es el último edificio que visitamos del pueblo,
impulsando nuestra bicicleta hacia las enormes e inmensas cárcavas de encinas y enebros
donde brota elegante la Iglesia de SAN JUAN BAUTISTA, una joya del románico rural segoviano.
Su espléndida galería porticada se abre a occidente con tres ventanales y una arquivolta central representada con once bustos, once apóstoles con la ausencia de Judas.
El muro meridional esta formado por siete arcos de medio punto y una puerta con arco ojival
que dan entrada a una intensa luminosidad filtrada entre sus columnas y capiteles de bella factura
en los que podremos encontrar, cabezas de león, ángeles con fruncidos vestidos y escenas del Descendimiento de la Cruz.
Avanzamos unos pocos metros para reponer cantimploras en las aguas de Fuente el Chorro
un poco antes de subir a los numerosos pajares y heniles de la reducida localidad de REVILLA,
pudiendo disfrutar la magnífica estampa de la Ermita de Nuestra Señora Santa María Magdalena.
Aprovechamos las altas temperaturas invernales de este caluroso treinta de diciembre
que nos empujan a merodear y fisgar las ordinarias y rústicas edificaciones de sus callejuelas
y a relajarnos con el suave tintineo de esquilas y cencerros de este manso rebaño de ovejas.
El pago del Sacedillo se convierte en un ilustre balcón para otear las cercanas Tierras de Pedraza,
conduciéndonos hasta la soledad, la nostalgia y el abandono de la aldea de SANCHOPEDRO
donde se levanta tímida y solitaria la presumida y provocadora Ermita de la Concepción.
Trancos, cerraduras y tiradores de austera belleza con infinidad de diseños y bocetos
se alternan entre la enorme sensación de tranquilidad y sosiego que poseen estos pueblos
que en el pasado se llenaron de vida y que ahora rezuman y segregan un silencio atronador.
A golpe de pedal nos desviamos por La Encerradilla a través de una amplia pista que nos 
acercará a las praderas de La Polvorosa con agradables vistas de la Sierra de Guadarrama, 
escorándonos hacia la Vega de la Ermita mientras divisamos Los Colgadizos de Somosierra.
El olor y el aroma del ganado vacuno se hace patente en las inmensas praderas adyacentes 
al despoblado de MATANDRINOS en el que caminando por sus silenciosas calles podremos 
imaginar como fue la vida de sus habitantes entre las profundas huellas del abandono. 
El paso del tiempo y el expolio marcan el desmoronamiento de sus casonas, corrales y cuadras
con espeluznantes retratos vacíos que consignan bellas estampas de unos lugares olvidados
en el que sus gentes salieron con urgencia temiendo el desastre y la ruina que se avecinaba.
Abandonamos el sigilo y el misterio del pueblo para volver a cruzar la maravillosa vega del Arroyo Matajudíos,
saltando hasta las frescas aguas del río San Juan en la cercana villa y localidad de PRÁDENA,
visitando en la Plaza de la Constitución el noble edificio de la Casa Consistorial y subiendo
por la Calle Mayor hasta la Iglesia Parroquial de San Martín, un inmueble portentoso en la  
que su arrendataria permanece tranquila tomando el sol desde su privilegiada posición.
Casonas con citas religiosas, años de construcción y nombres de los propietarios y dueños
se alternan hasta llegar a los aledaños de la pequeña y acogedora Ermita de San Roque.
Aproximadamente a un kilómetro de Prádena podemos admirar la soberbia y fantástica Cueva de los Enebralejos, un antigüo asentamiento de la Edad del Bronce.
Salimos de Prádena entre los barbechos de Peña Corva en dirección Castroserna de Arriba,
desviándonos por el Camino de Muñoveros que recorre el esbelto encinar que acompaña la Vega del río San Juan.
La concentración parcelaria hace que tengamos que saltar una valla metálica para seguir
el camino, que entre enebros y sabinas, nos dejara en la Casona y Molino del Salado,
disfrutando del privilegiado rincón formado por el rumor y la frescura de la corriente del río. 
Viejos y derruidos palomares incrementan el catálogo de decadencia, soledad y aislamiento
llegando a las aldeas y vecindarios de VENTOSILLA Y TEJADILLA que presumen de exhibir su 
Iglesia Parroquial de San Bartolomé en un entorno natural de gran belleza y hermosura y
donde podemos repostar el "líquido elemento" en la fuente y pilones situada junto a la iglesia.
Entre estridentes y estrepitosos rebuznos nos alejamos de este impertérrito remanso de paz,
descendiendo por el Camino de la Cuesta al encuentro de la fresca corriente del San Juan y
caminando juntos hasta los vestigios y ruinas de la Casa de los Marqueses de Castroserna.
En CASTROSERNA DE ARRIBA podemos observar sólidas y compactas construcciones cuyo 
entramado de viviendas nos guían hasta la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario
con un apuesto crucero en el que podemos leer " A COSTA DE UN DEVOTO" año de 1799.
Nos marchamos entre la animación y vivacidad de una intrépida comitiva de pollos de corral
para seguir surfeando entre las suaves ondulaciones de este amplio y holgado cañón calizo 
cuyo seno acoge y ampara la simple, inocente e ingenua Ermita de San Roque.
Cruzamos el cauce y la corriente del río San Juan, avanzando ahora por su orilla derecha 
entre frondosas arboledas y fértiles choperas y sintiendo la suave y sutil brisa de los prados. 
En CASTROSERNA DE ABAJO vadeamos el robusto Puente de Piedra para subir por una larga 
escalinata hasta la Iglesia de San Miguel Arcángel, un templo de origen románico reformado
en el XVIII con preciosos y esculturales arcos y capiteles decorados con diferentes motivos
y resguardados por un muro y barricada en el que se elevan al cielo los cruceros del Calvario.
Un cruel y despiadado repecho sube hasta La Calentura con espectaculares vistas de Somosierra
y la suerte de advertir y atisbar el paso, las carreras y la huida de un ágil grupo de corzos.
Tras desviarnos una centena de metros para ver e inspeccionar la Fuente de Valdevadarra
seguimos itinerario entre los verdes brotes cerealistas situados en los Altos de las Solanas,
brindando con la presencia y simpatía de estos magníficos caballos que saludan nuestro paso.
Un ligero descenso nos sitúa en el camino y vía crucis para llegar a VALLERUELA DE SEPÚLVEDA
donde sobresale la Iglesia de la Virgen del Barrio. Continuamos por su Calle Real en la que 
aparecen enormes casonas en cuyas fachadas es común ver el típico esgrafiado de la zona
y por último abordamos la elemental y campechana Ermita del Humilladero en los confines del pueblo.
Concluimos este episodio rodando entre la tranquilidad y la bonanza que desprenden estas 
interesantes y sugestivas altiplanicies segovianas, aparcando nuestra bici entre las cándidas luces de un limpio atardecer de diciembre.
Saludos desde la Iglesia de La Matilla. Todas las fotos de la ruta en: TIERRAS DE SEPÚLVEDA

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