jueves, 26 de noviembre de 2020

CAMINOS DE ALISTE

Caminos de Aliste es un pequeño viaje por alguno de los pueblos, ríos y arroyos de esta comarca zamorana en la que hemos disfrutado de sus hermosos paisajes y la tremenda soledad que atesoran. Es día 20 de noviembre de 2020. Pincha en "play" e iniciamos esta aventura.

Comenzamos a rodar en la Plaza Mayor de Fonfría donde se encuentran la Iglesia de Santa María Magdalena y el Ayuntamiento, avituallándonos de agua en su fuente cercana
y atravesando la arquitectura tradicional de su casco urbano
para abandonar el pueblo y salir hacia el norte junto al lavadero.
Hemos echado un vistazo al mapa después de obtener todos los datos del itinerario en: CAMINOS DE ALISTE 
Una vez que hemos cruzado la carretera N-122, tomamos a la izquierda el Cordel Zamorano-Sanabrés que nos introduce por pequeños bosquetes de encinas
en los que podemos encontrar una amplia y extensa variedad micológica
destacando sus coloridos, su elegancia y su gallardía.
Desde los 858 metros de altura del Punto Geodésico de La Malladica
vamos observando la dispersión de la niebla entre relucientes carrascales herbosos
mientras el sol ilumina progresivamente la llanura que despliegan los campos de labor
y donde asoman los primeros y tiernos pespuntes cerealistas.
En los páramos de Fornillos de Aliste aun quedan largas rastrojeras
que acordonan y contornean los charcos de La Rebollera,
continuando el trazado entre las jaras de un pequeño pinar
y la juventud y lozanía de un fragmentado robledal.
Seguimos la intensa procesión y desfile de adustos paisajes
en los que salpican viejos y derruidos apriscos devorados por una vegetación insaciable
y amparados en un rotundo silencio y la tenue claridad de la mañana.
La estrecha Vereda de los Carvajalinos
nos introduce en las calles de la localidad de Ceadea
con atractiva y embelesadora arquitectura en piedra 
que nos conduce hasta la ermita de la Virgen del Rosario.
A la salida del pueblo cruzamos el magnífico corral y encerradero
situado junto al pórtico de la Iglesia parroquial de San Saturnino
y su elegante espadaña piramidal con dos campanas.
Una radiante catarata de tonos y matices se muestran en el camino de El Carrilón
donde los encarnados y rojizos escaramujos
nos abren las puertas de entrada a la población de Arcillera,
destacando el coqueto edificio con esbelta espadaña en piedra y granito de su Iglesia Parroquial de San Pedro.
Abandonamos Arcillera entre grandes casonas solariegas con huertos
para subir hasta el pastizal donde se encuentran la Fuente de la Fuentica
y su adjunta Fuente de Fontañón,
alcanzando la frescura de una extensa pradería 
y encontrando el pilón y abrevadero de Montico Nuevo.
En los Extremadales vadeamos varios arroyos con abundante vegetación acuática 
para entrometernos por los verdes prados 
que abordan las primeras casas del pueblo de Matellanes,
subiendo hasta la espadaña barroca de la Iglesia de San Pedro 
y admirando las notables muestras de la arquitectura típica de la comarca Alistana.
Partimos al calor de la lana de un rebaño de ovejas en el que sus "balidos"
resuenan en la bajada hacia el vetusto puente de siete ojos
por el que discurren las aguas del Río Mena,
tomando un merecido descanso en el merendero con fuente que hay junto a el.
Intentamos seguir aguas arriba este pequeño y acogedor valle
que nos deleita con sus frescas riveras y una densa vegetación de alisos, chopos y robles
pero la magnitud de su caudal no nos deja progresar.
Damos media vuelta hasta la carretera, que ahora si, nos dejara en el interior de piedra y  pizarra en la localidad de Ufones.
Abrazamos la pétrea espadaña de la Iglesia de Santa Eulalia
entre los aromas y perfumes de una desmesurada recolección de manzanas
y la acalorada refriega y disputa de estos impulsivos mininos.
Continuamos nuestro viaje con un perfecto escrutinio de tierras
entre Monte Junto y la Carvalla para acceder hasta 
la Plaza Mayor de Rabanales donde se erige un bonito crucero junto al Ayuntamiento.
También en esta misma plaza podemos disfrutar de la Iglesia Parroquial de El Salvador
y de dos potentes "falos", símbolos romanos de la fecundidad, de la reproducción y de la vida.
Tomamos rumbo sur con una copiosa degustación de castañas
entre los tapiales de piedra con abundante y prolífica hojarasca 
que descienden hasta los soleados corrales de Mangacabo
envueltos y circundados por un agostado robledal.
Tras cruzar el Castro de la Encarnación bajamos hasta el azud que forma el río Mena
en las inmediaciones del viejo y antigüo Molino de Perroyo,
actualmente reformado y con alta valoración etnográfica.
Nos hemos embarcado sobre la corriente del Río Mena
que se desliza de manera suave y tranquila por un amplio cañón
donde se suceden correlativamente las numerosas parcelas con vallados y piedras hincadas
situadas entre éste y el Arroyo del Cuervo.
Cruzamos los huertos y la sólida estampa de la pequeña localidad de Mellanes
siguiendo nuestra navegación por un paisaje que roza lo idílico
con la genuina diafanidad de la luz con la que avanza este gratificante otoño.
El camino convertido en senda franquea pequeños pontones
por los que el agua discurre hasta el espléndido y lozano Molino los Ratones
muy cerca de la Iglesia de Santa Inés en la aldea de Tolilla.
Abandonamos por momentos el cauce del Río Mena 
para introducirnos por el carrascal y encinar de La Pajera
que nos aupará hasta la Iglesia Parroquial de Santa Marina en el pueblo de Lober.
Tras ascender un corto repecho, descendemos entre la suave brisa otoñal 
hacia la zona de Peñalba, vadeando por última vez las cristalinas aguas del Mena
y alcanzando su desembocadura y entrega de aguas al Río Aliste.
En Gallegos del Río disfrutamos de un oasis de paz y tranquilidad mientras rodeamos las numerosas huertas con berzas y calabazas.
Seguimos la estela del río Aliste que pasa por debajo del Puente de la Carretera
cambiando de margen por el Puente de las Cabritas
para seguir pedaleando por un bucólico paraje 
que recorre un gran y fabuloso meandro en el interior de este atractivo cañón.
Siguiendo el itinerario, tendremos que vadear primero por el Pontón de Las Carboneras
y una segunda vez por el paso de Pradera de Monadillo,
continuando a la sombra de una ladera paralela al río
que nos descubre las ruinas y la desolación de un viejo molino
antes de llegar al mar de tejados de la población de Dómez.
Como vamos muy mal de tiempo, en vez de seguir el curso del Aliste,
decidimos tomar la carretera hasta la bella localidad de Vegalatrave
donde nos saludan estos preciosos burros zamoranos.
Visitamos la fachada neoclásica de la Iglesia de San Lorenzo que está situada en la parte mas alta del pueblo
y otea desde su posición las extraordinarias riberas que forma el río Aliste.
A caballo entre las Tierras de Aliste y las Tierra de Alba divisamos una espectacular panorámica de Vegalatrave
al borde del recodo y la sinuosidad que traza este maravilloso río Aliste
que busca con rapidez y ligereza nuestro último desembarco en Vide de Alba. 
La tarde declina suavemente mientras las sombras se estiran
junto a la Ermita de Nuestra Señora de la Encina,
entrando en el pueblo por una fuente de piedra con enorme pilón
y subiendo por sus empinadas calles que llaman la atención por una interesante muestra de 
arquitectura rural en piedra, teja y pizarra.
Los kilómetros que nos quedan para concluir los efectuamos por el Camino de Pucinón, a la vera del Arroyo del Nogal,
mientras vamos disfrutando de un prestigioso y encantador atardecer.
Saludos de EL BICIERRANTE. Hasta una próxima aventura. Todas las fotos en: CAMINOS DE ALISTE y en Facebook: CAMINOS DE ALISTE

2 comentarios:

  1. Bonita ruta, pero para la próxima teneís que incluir Samir de los Caños,sus charices, su iglesia, ermita y bonitos arroyos con sus molinos, seguro que os va a gustar. Ah, también he visto que os habeis saltado nuestro vecino Fornillos de Aliste.

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  2. Muchas gracias María Jesús, anoto toda esa información para próximas entradas, sobre todo la del arroyo con los molinos. Un saludo cordial.

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